lunes, 11 de abril de 2011

ÍNTERIN







       Su tiempo se agotaba. Rememoró una vez más las experiencias vividas, incidiendo especialmente en el daño que a lo largo de toda una vida había infligido a otros, todas las injusticias de las que había sido responsable, las deudas que aún no había saldado y los muchos errores cometidos. Aunque también valoró aquellos vínculos afectivos que fue capaz de establecer y el aprendizaje adquirido, no permitió que la condescendencia distorsionara su balance vital, pues sabía que sólo la sinceridad y el compromiso podían ayudarle a enmendar su pasado.

        Observó el mecanismo que había diseñado y repasó de nuevo la disposición de cada uno de los elementos. Los había engranado con la precisión de un relojero. Progresar en sus nuevos objetivos dependía en gran medida de la exactitud de aquel complejo sistema. Decidido a terminar su proyecto, escogió las tres últimas y más importantes piezas que faltaban por ensamblar: un padre alcohólico, un tumor en el páncreas a los cuarenta y un años, y el amor de una mujer llena de vitalidad. Una vez ajustadas puso en marcha el proceso y se preparó para nacer. De nuevo. 


    

10 comentarios:

  1. Ojalá supiera y pudiera yo hacer eso.

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  2. Es difícil aislar fuera de su contexto todos esos elementos.
    Un abrazo, Pedro.

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  3. En nuestra vida nos limitamos a repetir lo que nos han enseñado nuestros padres,como muestra tu relato,pero tambien es cierto que todos podemos cambiar si nos lo proponemos,y aunque es muy dificil reconocer los errores de uno mismo ese es el primer paso para cambiar,te escribiria muuuucho mas pero tu ya sabes,buena decision la de esta persona de rectificar todo lo que habia hecho mal.
    Un besazo muy fuerte y no dejes de deleitarnos con tus maravillosos microcuentos.
    Lauri.

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  4. Otro lugar sería el mundo si todos renaciéramos con la intención de enmendar los errores.
    Quizá otro lugar, a pesar de los pesares, muy parecido a un paraíso.

    Un abrazo

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  5. Me gustó mucho ese reajuste de vida.

    Un abrazo de bienvenida.

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  6. Esther Santamaría11 de abril de 2011, 19:17

    Hooooooooooola! Cuanto me alegro de leerte nuevamente.

    Considero posible el existir evolutivo, donde previo a nacer vea qué preciso para evolucionar.
    No me importa si es así o no, ya que esto no cambia mi responsabilidad para con la vida que soy ahora, en este espacio y este tiempo.
    Y además, sea como sea, no cambia que yo lo crea o no.
    Lo que sí me importa, y que es lo que este relato me mueve, es tomar conciencia de que a cada momento puedo actualizarme, dejar a un lado el peso de creencias, de etiquetas y prejuicios, y empezar de nuevo, en mi relación conmigo y con el otro.

    Y enlazando con lo que he dicho antes, si en esta vida crezco, en la siguiente si la hubiere, partiré de ahí, y seguiré creciendo. Y si no la hubiera, qué mayor sentido que lo vivido con conciencia en ésta.

    Gracias Pedro, por el efecto refrescante de este micro.
    Un fuerte abrazo.

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  7. Sabia decisión la del protagonista.
    Aprender a vivir en el Aquí y Ahora dota a la existencia de libertad, de posibilidad.
    Soy este momento, solo puedo hacer algo ahora, ayer no puedo, mañana tampoco puedo.
    Un gusto tu regreso.
    Un abrazo

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  8. Montse: ¿Y si ya lo hubieses hecho justo antes de nacer? ¿y si todo lo que haya acontecido en tu vida tiene algún sentido que tú misma estableciste?

    Torcuato: Así es, todo está interrelacionado con todo. Un abrazo.

    Lauri: Todos tenemos la oportunidad y la capacidad de cambiar a lo largo de la vida. Las circunstancias que nos encontramos en ella a veces son exámenes que, de salir airosos, nos empujan hacia adelante. Un beso.

    Patricia: Si no recordáramos nuestros propósitos, a pesar de haber abonado la vida con acontecimientos que nos ayudasen a conseguirlos, el mundo sería, a pesar de los pesares, exactamente como lo conocemos. Un abrazo.

    Lola: Después de todo, la vida bien puede ser una constante sucesión de reajustes para adaptarnos a un medio siempre cambiante. Un abrazo.

    Esther: Has explicado perfectamente el sentido de esta historia. Puede que vivamos varias vidas, o puede que no, puede que programemos algunos aspectos cruciales, o puede que no, pero sea como sea, la responsabilidad de todo aquello que experimentamos es nuestra. Somos los creadores de nuestra vida. Otro fuerte abrazo para ti.

    Cristina: El tiempo es una convención, una ilusión. Vivimos en un eterno presente donde todas las infinitas posibilidades se están dando al mismo tiempo. Aquellas en las que creemos ahora determinan nuestra experiencia ahora. Un abrazo.

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  9. Qué buena elección. Renacer desde las cenizas. Nunca es tarde. El presente está bajo sus pies.

    Besos

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  10. Estoy contigo Su, nunca es tarde para el cambio. Besos.

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