Obsesionado por superar a Huxley, cortó y
pegó, pegó y cortó, para finalmente suprimir, todos aquellos caracteres que, a
su juicio, sobraban en la singular utopía a la que había dedicado su vida.
Cuando el dictador concluyó la obra, ya no quedaba nadie vivo a quien mostrar el resultado.
Muchas gracias al equipo de Triple C por incluir este microcuento en su colección de marcapáginas.
ResponderEliminarMuy bueno Pedro,
ResponderEliminarMerecida publicación.
Un abrazo,
Xavier
Qué chulo ha quedado Pedro ;-)
ResponderEliminarMuy bueno. Una gran lección sobre las cosas que importan, ¿por qué será que nunca hacemos caso? El marcapáginas es precioso.
ResponderEliminaraupa peter
ResponderEliminarenhorabuena. ha quedado muy chulo. le estan quitando trabajo a nagore...
un abrazo hobbit
Buen micro para tenerlo de marcapáginas.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Me encanta, Pedro. Un buen micro para tener en ese marcapáginas. Es muy "chulo"
ResponderEliminarBesitos
Muy bueno, queda genial en los marcapáginas y además esconde una moraleja muy apropiada para este tipo de soporte. Abrazos.
ResponderEliminarPregunta que me corroe. ¿Verdaderamente tenía algo que contar? Sólo así entendería la tardanza...
ResponderEliminar:)
Me pido uno de esos separadores...
Vengo a visitarte desde el Microrrelatista, y creo que ha sido buena idea, muy buena idea.
ResponderEliminarSaludos
Hay que dejar de corregir antes jeje.
ResponderEliminarEs que hay que teorizar menos y experimentar más.
ResponderEliminarUn abrazo, Pedro.
Pues nos hemos reunido en Mendoza a través de nuestras palabras. Las tuyas, impecables!!!!
ResponderEliminarUn gran abrazo, Pedro
Como de costumbre, Pedro, no he podido leerte puntualmente. Veo que tu relato puede tener varias caras, y varias lecturas.¿Realmente trata sobre la pérdida del tiempo precioso? No sé...yo creo que esos muertos no fallecieron por el transcurso del tiempo, ¿no? Más bien por los recortes de ese aprendiz de creador de sociedades perfectas.También en este personaje cada cual podrá ver a quien sus paradigmas le conduzcan, claro. Un abrazo, genio.
ResponderEliminarAplausos a este gran "pequeñín".
ResponderEliminarEstar en la comparación es vivir de la sombra de ese otro, a quien paradójicamente quiero superar. Qué desperdicio.
Un abrazo a lo genuino y otro, muy grande, para ti, Pedro.
Hola Pedro. Comencé a leerte a través de Cocoroko Rock, y nunca defraudas. Enhorabuena.
ResponderEliminarSuele ser ese el resultado.
ResponderEliminarQue impresionante ese final. Me parece un fantástico micro, todos los elementos funcionan a la perfección.
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