lunes, 31 de enero de 2011

DEVASTACIÓN




             Por favor, hija, no llores. Plantaremos otro árbol. El que tú quieras. Compostaremos nuestros residuos para nutrir la tierra. La humedad de la nieve y la escasa luz que se filtra a través de las nubes, hará el resto. Cuando dé frutos, recolectaremos sus semillas y repoblaremos, con paciencia y trabajo, éste gélido e inhóspito desierto. Volverá a ser nuestro paraíso.
            
             Ya sé que, muy probablemente, éste sea el último. Pero cariño, entiéndelo, si no lo talamos, moriremos de frío.



13 comentarios:

  1. Devastador relato que unido a la fotografía que le precede,me ha dejado fría, intranquila.
    ¿Seremos capaces algún día de respetar y cuidar la Tierra como se merece?.
    Tambien me conecta con la tríada:
    Amor - Vida - Muerte
    Gracias Pedro

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  2. Deberíamos haber aceptado ya que la vida en este planeta es una red interconexionada. Todo afecta a todo. En nuestra mano está el proteger el delicado equilibrio de la vida.

    Preguntas, Cristina, si seremos capaces. A juzgar por el curso de los acontecimientos me temo que estemos en un punto de no retorno.

    ...Y si no, pregúntaselo a las abejas.

    http://www.cite-sciences.fr/francais/ala_cite/science_actualites/sitesactu/question_actu.php?langue=es&id_article=2783&id_mag=0

    Un abrazo.

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  3. Una vez mas en la vida, la muerte es quien lleva las riendas, asi que si las persona mueren, ¿quien repoblara los arboles? si cuidamos unos de otros sin avaricia seguro que esto no ocurriria, cuida la tierra y ella cuidara de ti.

    oscar
    un placer

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  4. Yo aún diría más, Oscar, si cuidamos de la tierra estaremos cuidando de nosotros mismos.

    Este planeta no nos necesita, somos nosotros los que necesitamos del planeta. Tanto es así que si el hombre se extinguiera, la vida continuaría su curso evolutivo. En cambio, decía Einstein que "si la abeja desapareciera del planeta, al hombre solo le quedarían 4 años de vida”.

    http://www.elmundo.es/elmundo/2010/01/29/videos/1264781182.html

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  5. Anahí López Marful1 de febrero de 2011, 9:03

    Plantar otro árbol, ¡vaya consuelo!. Morirán antes. ¿De verdad algún día fue un paraíso?. Mentiras piadosas. Drama.
    No es mal lugar el de la foto para dejarse morir.
    La brevedad del texto lo acerca a la poesía pero no lo es.
    Me ha generado suspense, ¿por qué llora la niña?.

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  6. "Mentiras piadosas" es uno de los títulos que estuve barajando para esta historia. De eso se trata, de que van a morir de todas formas. La niña lo intuye y llora porque prefiere dar una oportunidad a la vida en el planeta representada por el que, muy probablemente, sea el último árbol. A su padre en cambio, le puede el instinto de supervivencia.

    Claro que, ésta, es una de las múltiples explicaciones de la historia. Un microrrelato tiene la ventaja de que con unas cuantas pinceladas presenta a unos personajes en una situación determinada en la que ocurre algo significativo. Es el lector el que, con su imaginación, pinta el resto del cuadro.

    ¿De verdad te cuesta imaginar un paraiso en lo que ahora es un desierto? Entonces puede que nunca fuera un paraiso y sea otra de las mentiras piadosas del padre. O puede que en comparación con el desolado paisaje actual, cualquier recuerdo de vegetación y vida animal sea considerado un vergel. Todo es posible ¿o no?

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  7. Anahí López Marful1 de febrero de 2011, 17:19

    ¡Qué crueles son las mentiras piadosas!.
    Digo que el texto genera suspense porque no es hasta el final cuando se sabe por qué llora la niña.
    Digo que, felicidades por tu blog. La palabra justa en el momento adecuado. Un arte difícil. Quiero ser testigo de cómo te transformas de aprendiz en maestro.
    Un abrazo.

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  8. Yo creo que como bien dices tú estamos en un punto sin retorno,y si no paramos esto acabara como la foto todo convertido en un desierto.
    Pienso que esta muy bien reciclar pero es mejor reutilizar todo aquello que compramos,si a un bote,o a las bandejas que compramos con los filetes,o a una botella..... le damos un uso probechoso no necesitamos reciclar y ademas nos ahorramos dinero.
    En un pueblo se agudiza más el ingenio que en la ciudad y aqui todo se reutiliza o casi todo jajaja.
    un saludo y gracias por hacernos reflexionar con tus micro cuentos.
    Un beso Lauri.

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  9. Hola, Pedro.
    Me gustó este micro.
    Iré viniendo por aquí.
    Un saludo.

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  10. Esther Santamaría10 de febrero de 2011, 0:21

    Desolación y humanidad. Van juntas, y el amor es insignificante entre tanta codicia.
    Quiero confiar en la responsabilidad, si no la madre naturaleza nos dará lo que pedimos a gritos.

    El relato me ha impactado, Pedro, he conectado con la ternura llevando el manto de la muerte.

    Un beso,

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  11. Me alegro de que te gustase, Torcuato. Siempre serás bienvenido.

    Esther: Inquietante imagen, "la ternura llevando el manto de la muerte". Me gusta, y tenerte entre mis lectoras habituales, aun más. Un beso.

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