Fotografía de Álvaro Del Val Tobalina
Estudió detenidamente la
naturaleza de los componentes, midió la dosis necesaria de cada uno de ellos,
calibró las condiciones ambientales y concluyó que el experimento a doble ciego
sería todo un éxito. Para su frustración, la hembra seleccionada como sujeto de
pruebas no respondió favorablemente. Dos botellas de Möet, un restaurante caro, media docena de rosas blancas, un
cuarteto de cuerda… Analizó cada uno de los posibles desencadenantes del
fracaso, hasta que recordó la destreza con la que ella hilvanaba interminables
oraciones compuestas cuyo significado siempre era «no». La conclusión le
resultó obvia, le habían endosado a una de letras.
Jajaja ....¡qué chulo!. O sea que ella era una de esas pesadas que no acaban nunca las frases, que encadenan palabra tras palabra para eludir el encuentro, que de rozarse por debajo de la mesa...nada de nada, que seguro que de profesión tiene una de esas en las que la oratoria es lo principal y lo más valorado aún diciendo poco o muy poco. ¿Mi frase es muy larga? ¿te lo parece?...jiji
ResponderEliminarUn abrazo Pedro, creo que hay que cambiar parte del experimento para triunfar. De letras ¡nada!, ¡viva las ciencias!. ;)
Ah, me recuerda a Edison... encontró una de las formas de no enamorarse, que siga hasta las 1000.
ResponderEliminarLo de doble ciego no lo conocía... tiene fuerza!
Abrazos
jajaja muy divertido.
ResponderEliminarEstáa muy chulo felicidades amigo
ResponderEliminar¡Muy bueno, tocayo!
ResponderEliminarUn micro que sabe a humor desde la primera frase y cuyo saber se va haciendo más intenso a medida que avanzamos en la lectura. Llegamos al final diciéndonos, para un doble ciego, una de ciencias, claro.
Un abrazo,
Muy bueno...
ResponderEliminar¡Saludos!
jajaja gracias por las risas, por esa combinación mágica que termina con una sorpresa de letras. Muy bueno. Me gustó
ResponderEliminarsaludillos
Muy bueno!!!
ResponderEliminar¡Que curioso experimento!
ResponderEliminarinteresante experimento
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