jueves, 26 de mayo de 2011

LO ÚNICO QUE NOS QUEDA





            Nos creyeron dormidos, y aprovechando la oscuridad de aquella larga noche sin estrellas, intentaron robar nuestros sueños, no teníamos nada más. Dijimos ¡basta!, nos pusimos en pie, abrimos las ventanas para gritar nuestra indignación al mundo y vimos que era de día, que en el cielo brillaba ilusión, y en la plaza, sol de justicia. Hoy construimos el cambio con lo único que nos queda; sueños, indignación y calle. Aquí nadie duerme. Ellos tampoco.


lunes, 23 de mayo de 2011

CREER ES CREAR



Fotografía de Esteban Solleiro



De niño, alguien le dijo que lo que uno cree se convierte automáticamente en su realidad. Se pasó meses enteros tratando de materializar todo tipo de fenómenos asombrosos. Pero claro, tan asombrosos le parecían que le costaba creer en ellos y, en consecuencia, nunca se manifestaban. Ahora es un adulto de arraigadas creencias. Cada vez que un elefante rosa cruza por encima de su cabeza en vuelo rasante, recuerda con nostalgia aquellos años en los que trataba de materializar —qué ingenuo—, golondrinas surcando el cielo.


viernes, 20 de mayo de 2011

MISIÓN CUMPLIDA






Halim Moukarzel era un joven colmado de inquietudes. Desde los trece años, devoraba todo libro al que tuviese acceso, participaba en cuantas conversaciones de adultos le permitiesen, preguntaba constantemente por cuestiones que nadie más se planteaba y participaba en diferentes iniciativas en defensa de las causas que consideraba justas. Probó a trabajar en al menos cinco oficios diferentes demostrando la misma pasión y dedicación en cada uno de ellos. Después de unos meses, decepcionado, los abandonaba. Su único objetivo era hallar una respuesta a la pregunta en torno a la cual había girado toda su vida: “¿Qué he venido a hacer aquí?”. No podía aceptar su existencia sin un cometido específico. Sentía que había nacido para cumplir una misión. Murió a los veintitrés años sin haberla descubierto.

Aquel diecisiete de Diciembre, en una protesta contra el Gobierno, la policía perdió el control y cargó, con fuego real, contra los manifestantes, creando al mártir que desató la revolución: Halim Moukarzel.


lunes, 16 de mayo de 2011

GÓTICA




       


                 Hipnotizado por la profundidad de sus ojos, se entregó a ella en mitad de la noche hasta que la niebla se la llevó. Se quedó con la húmeda calidez de su último beso deslizándose cuello abajo frente a un escaparate que ya no le devolvía reflejo alguno.



También lo puedes leer en EL Microrrelatista

 

sábado, 14 de mayo de 2011

EL ÚLTIMO TRAGO





Se acomodó como pudo en la silla y degustó su cerveza a pequeños sorbos. Jamás volvería a beber. El alcohol le hacía perder la cabeza y otros acababan sufriendo las consecuencias. Recordando a todas las personas a las que había hecho daño, fue apurando el último trago.

Se sentía observado y eso no le gustaba. Cuando le retiraron el botellín murmuró una oración para tratar de mantener la calma. No lo consiguió. Le seguían mirando. Cerró los puños, tensó los músculos y dejó escapar un gruñido mezcla de rabia y miedo. Quiso, inútilmente, levantarse de la silla. Apretó los dientes y arqueó el cuerpo, primero por la frustración, después por la descarga eléctrica con la que fue ejecutado.  

 

martes, 10 de mayo de 2011

HISTORIAS DE UN TRAFICANTE





 
Era considerado el enemigo público número uno del régimen, por lo que la noticia de su detención fue recibida con entusiasmo por parte de las autoridades. No así por el pueblo. Acerca de él se decía que era un peligroso traficante que cruzaba asiduamente las fronteras del país para suministrar a la población civil, especialmente en núcleos rurales, algún tipo de sustancia tóxica cuyos efectos más perniciosos se manifestaban en una amplia gama de conductas rebeldes, subversivas e insumisas. La paz social, consolidada a lo largo de las últimas décadas a base de represión y bloqueo de todo acceso a la información y a la cultura, estaba amenazada. 

Los interrogatorios y las torturas se prolongaron durante varios días obteniendo como resultado mil y una narraciones diferentes de los hechos y ninguna muestra de la peligrosa sustancia. Agotada su paciencia, el general al mando ejecutó al reo con su propia pistola, salpicando el pavimento de versos quebrados, proverbios incompletos, retazos de refranes y una amalgama de cuentos, leyendas y recuerdos. Cientos de versiones de todos ellos se estaban propagando en ese mismo instante, de boca en boca, contagiando con el sueño de la libertad a todo aquel que se prestase a escuchar.   


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