viernes, 29 de julio de 2011

OTRAS HISTORIAS: La estrategia del miedo.



            En la década de los cincuenta, un psiquiatra llamado Ewen Cameron, llevó a cabo varios experimentos con electroshock con la intención de borrar la mente de sus pacientes y llenarla de un nuevo contenido. La C.I.A. tomó nota de esos experimentos para elaborar un manual llamado “Interrogatorios de contrainteligencia Kubark”. La tesis fundamental que se sostenía en este manual era que una persona expuesta a un shock sufría una regresión en su personalidad que la convertía en un sujeto vulnerable a la sugestión y la obediencia.

            Milton Friedman, premio Nobel de economía y el más importante defensor de las teorías del libre mercado del siglo XX, también tomó nota de los efectos del shock en la población, en su caso con el fin de posibilitar la implantación de la política económica laissez faire, que caracteriza las tesis neoliberales. Sus primeros experimentos a gran escala se probaron en Chile, durante la dictadura militar de Pinochet, y en Argentina bajo la dictadura de Videla. En el ambiente represor y atemorizante de un gobierno militar totalitario no fue difícil implantar las propuestas más extremas del capitalismo, lo complicado era encontrar el modo de hacer lo mismo en los países democráticos ya que, medidas tan impopulares y lesivas para gran parte de la población, pondrían en serio riesgo la gobernabilidad de cualquier estado.

            Fue en Gran Bretaña, de la mano de Margaret Thatcher, donde se aprovechó por primera vez el shock de una guerra, la de las Malvinas, para abrir las puertas a la corriente más salvaje del capitalismo por parte de un gobierno parlamentario. A partir de entonces quedó probada la conveniencia de las crisis, (bélicas, económicas, desastres naturales, etc.) para provocar en los ciudadanos el necesario estado de conmoción que les obligue a bajar la guardia ante las políticas abusivas de sus gobernantes. El libre mercado ha ido ganando terreno desde entonces a base de privatizaciones, desregulación de los mercados y recortes en los derechos del trabajador entre otras medidas.

            Como sociedad vivimos bajo el imperio del miedo regresionados a una etapa cuasi infantil en la que nos dejamos manipular por aquellos que se nos presentan como defensores de nuestros intereses. Apenas nos damos cuenta de lo mucho que hemos perdido, y seguimos perdiendo, en materia de libertades y derechos, mientras que una minoría está rentabilizando una crisis que ellos mismos han creado.

            Hoy os presento a Naomi Klein, una periodista especializada en los efectos de la globalización, autora de “No logo” y “La doctrina del Shock”. Este último libro da título también al documental que comparto hoy con tod@s vosotr@s, dirigido por Michael Winterbottom y Mat Whitecross, y que nos desvela la ideología subyacente y el desarrollo cronológico de lo que la autora denomina el capitalismo del desastre.

            Feliz fin de semana.




martes, 26 de julio de 2011

SEÑALES






            Su vida cambió de forma drástica desde aquella tarde de tormenta. No sólo se trataba de haber recuperado la pasión por la lectura, reavivado algunas relaciones de amistad descuidadas o experimentado, por vez primera, el placer de pasear por el frondoso parque que solía ver desde su ventana. El cambio más significativo que se produjo en Marta, radicaba en una sorprendente y novedosa visión del mundo. Había dejado de resultarle un lugar amenazante. Se sentía mucho más relajada desde que un rayo alcanzó la antena de su tejado. Desde que perdió, definitivamente, la señal de televisión.


viernes, 22 de julio de 2011

OTRAS HISTORIAS: Trabajando por el cambio


            Supongo que es algo que habréis comprobado en más de una ocasión, siempre que, en el transcurso de una conversación, surge el tema de la necesidad de cambiar la forma en la que nos organizamos en sociedad para hacer del mundo un lugar más justo y solidario, hay alguien que demuestra estar infectado por la asquerosis múltiple de la que habla Joan Melé en “Dinero y Conciencia”. Su boca se tuerce en un gesto de desprecio ante lo que considera una ingenuidad, cuando no pura ignorancia. Esa persona tiende a sentirse en posesión de datos más que suficientes para creer que ninguna iniciativa, que unos simples ciudadanos puedan llevar a cabo, tendrá una repercusión global y duradera antes de ser fagocitados por alguna de las ingeniosas fórmulas del todopoderoso sistema capitalista. La resignación parece ser la actitud más cabal, el precio a pagar por las demás supuestas bondades con las que la sociedad que conocemos nos obsequia.

            Pues bien, hay muchas personas que no están de acuerdo con esa visión derrotista del mundo, y a través de múltiples iniciativas particulares, tratan de aportar diariamente su grano de arena en la construcción de una sociedad donde el respeto al ser humano y a la naturaleza prime sobre los intereses económicos. Hablo de hombres y mujeres que viven en nuestra misma ciudad, que son vecinos de nuestro pueblo, y que de una forma comprometida y silenciosa están llevando a cabo, a pesar de las dificultades, proyectos de agricultura ecológica, de economía solidaria, de integración socio-laboral de personas excluidas y de cooperativas de consumo y de crédito, entre otros. 

            Es cierto que el capitalismo trata constantemente de satisfacer cualquier nueva necesidad que la población demande. Es el caso de los productos ecológicos. La agricultura y ganadería ecológica se caracterizan por el respeto a la salud de los seres humanos, de los animales y del medioambiente, por lo que evita el uso de productos químicos de síntesis y respeta los ciclos naturales de cultivo y de cría. Hay sin embargo una característica más que solemos pasar por alto, toda actividad económica de carácter ecológico ha de apoyarse en el comercio justo. En los últimos años hemos sido testigos de un incremento de la gama de productos ecológicos en las estanterías de cualquier hipermercado, y aunque es un paso importante motivado por la demanda creciente de los consumidores, las grandes superficies no han cambiado su política de pagar el menor precio posible al productor para obtener el máximo margen de beneficio. Esto ahoga económicamente a las familias de agricultores y ganaderos, además de dificultar la expansión de este tipo de producción alimentaria. Si queremos apoyar los productos ecológicos, hemos de pensar también en las personas que los producen y optar por cauces alternativos de comercio justo como las cooperativas de consumo o la compra directa al productor a través de la Web.

            Hoy quiero compartir con vosotros el documental “Cuéntame otro mundo”, dirigido por Susana Ortega Díaz, miembro de REAS (Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria). En él podréis descubrir algunos ejemplos de esas personas que están trabajando por cambiar la forma en la que nos relacionamos económica y socialmente. Hombres y mujeres que aúnan la transformación personal con la cooperación y la interrelación como motor de proyectos económicos solidarios. Todo cambio requiere un esfuerzo, confío en que los ejemplos que veremos a continuación nos ayuden a asumir el nuestro. 

            ¿Qué mundo os gustaría contar a vuestros nietos?

            Feliz fin de semana.


martes, 19 de julio de 2011

UN HOMBRE LIBRE






El prisionero número 65044 fue sacado a culatazos del barracón por dos soldados, para ser llevado en presencia del comandante del campo. Cruzaron el patio por el que deambulaban decenas de cuerpos sin alma, enfundados en mugrientas bandas claroscuras, hasta llegar a las dependencias del oficial. Los soldados cerraron la puerta del despacho al salir, dejándolos a solas.

– ¿Sabes por qué te he mandado llamar?

–No, señor–. Respondió el prisionero con una sonrisa relajada en sus labios.

–Vengo observándote desde hace semanas…– dijo mientras tamborileaba con sus dedos sobre la funda de cuero de unos prismáticos. –…y hay algo que no alcanzo a comprender.

El oficial se levantó de su escritorio y se situó frente a su interlocutor que permanecía de pie. El prisionero le mantuvo la mirada sin ningún atisbo de tensión en sus facciones.

– ¿De qué se trata, señ…?– un puño enguantado se estrelló contra su boca, derribándole al suelo.

–Se trata de esa puta sonrisa judía con la que desafías a mis hombres a diario–. Se aproximó a la ventana desde la que acostumbraba a observar el patio. – ¡Mírales! Ellos no sonríen. ¿Es que acaso trabajas menos que ellos? ¿Tu ración de comida es mayor? ¿Es más cómoda tu litera?

–No, señor… –Hizo una pausa para limpiarse, con la manga ennegrecida de la chaqueta,  la sangre que le brotaba de los labios. – …me obligan a trabajar doce horas al día, a comer dos raciones de sopa aguada y a compartir las tablas de mi litera con otros quince compañeros de barracón… – El oficial alemán, sin dejar de mirar por la ventana, estiró su mano derecha hasta la funda donde portaba una Luger semiautomática. –…me han separado de mi familia, han confiscado todos mis bienes, me maltratan y me humillan a cada momento, han acotado con alambradas el espacio por el que puedo moverme... –Al soltar el seguro, la pistola emitió un leve chasquido metálico. –…mi propia vida está en sus manos. Y aún así sonrío, porque mientras siga consciente, soy libre de decidir de qué forma me afectan las experiencias que vivo. Eso, por más que lo intenten, señor, nadie me lo puede arrebat...

El eco del disparo se propagó por todo el campo de concentración.

El comandante, observando la pistola que empuñaba, se cuestionó acerca de su propio grado de libertad, y trató de convencerse de que las palabras de aquel judío no le habían afectado en absoluto.




 

viernes, 15 de julio de 2011

OTRAS HISTORIAS: Una visión holística del mundo.


            El aforismo ecologista “pensar en global, actuar en local” me parece más acertado cuanto más amplio sea el rango de elementos que incluyamos en el concepto “global” y más concreto el que definamos como “local”. Gandhi lo expresó de forma magistral invitándonos a ser nosotros mismos el cambio que queremos ver en el mundo, estableciendo una relación directa entre lo que nosotros somos y lo que el mundo nos devuelve. 

            Desde una perspectiva mecanicista, la repercusión de nuestros actos es muy limitada, por lo que muchos se dejan abatir por la impotencia de creer que no está en nuestras manos cambiar las cosas. Curiosamente desde este mismo prisma, que percibe el  mundo como un mecanismo, existen algunas piezas clave que sí tienen la capacidad de cambiar el funcionamiento de todo. Se llaman políticos, jueces, financieros, líderes religiosos… Al otorgarles consciente o inconscientemente nuestro poder, nos desprendemos también de nuestra responsabilidad, situándonos de este modo en una posición de víctimas inocentes del sistema.

            Desde una perspectiva holística del mundo, a la que apuntaba Gandhi, el todo es más que la suma de sus partes, por lo que cada creencia, cada sentimiento y cada uno de nuestros actos tiene mucha más influencia de la que somos capaces de imaginar. No vivimos en una máquina de dimensiones planetarias, sino en un organismo vivo del que todos formamos parte y con el que interactuamos para co-crear lo que denominamos realidad. 

            Luchar contra el sistema es perder nuestra fuerza enfrentándonos los unos contra los otros. Para que algo no prospere, basta con no otorgarle nuestro apoyo. La alternativa para una transformación profunda y duradera es tomar conciencia del poder que tenemos como individuos y convertirnos en agentes del cambio, contribuyendo a crear un mundo nuevo en el que nuestra relación con los demás y con la naturaleza sea el reflejo de una relación sana con nosotros mismos. 

            Hoy os presento un video de Annie Leonard, titulado “La historia de las cosas”. Seguramente muchos de vosotros ya lo conoce, aun así os animo a visionarlo de nuevo. Alejarnos un poco de nuestra pequeña porción de la realidad para tomar perspectiva, puede ayudarnos a reflexionar mejor acerca del papel fundamental que desempeñamos como individuos en cada una de las fases de eso que Annie denomina economía de materiales. De nada nos servirá mirar para otro lado buscando culpables para convertirlos en objeto de nuestras quejas mientras sigamos contribuyendo fielmente con el sistema a través de nuestros actos cotidianos.

            Feliz fin de semana.

martes, 12 de julio de 2011

LA MÁS BELLA






Aquel espejo, a juicio de su dueña, había perdido la mejor de sus propiedades; confirmar, sin distorsión alguna, el esplendoroso reflejo de su belleza. Una mañana se hartó y decidió regalárselo a un mercader amigo suyo, especializado en cachivaches. Él, en agradecimiento, le dejó probar su exclusiva y novedosa máquina de la verdad. Tras comprender el funcionamiento de aquel ingenio mecánico, ella se apresuró a formular la pregunta que la llevaba atormentando desde hacía semanas. Accionó la palanca, se produjo un traqueteo, y pocos segundos después, una pluma de cisne comenzó a desplazarse sobre la superficie de un pergamino para trazar la respuesta:

–Blancanieves es… 

La mujer, indignada, arrojó su corona contra el suelo.

– ¡Mentiras!– gritaba–. ¡Todo son mentiras!


Este microrrelato participó sin éxito en la segunda edición del concurso No Me Vengas Con Historias

 

viernes, 8 de julio de 2011

OTRAS HISTORIAS: La obsolescencia programada



            En artículos anteriores he dejado entrever la importancia que le otorgo a nuestra responsabilidad como consumidores en el propósito de colaborar con un profundo cambio económico, medioambiental, social y cultural. En nuestra mano está la decisión de qué comprar, para qué comprar y a quién comprar. Estas decisiones, cuando no son tomadas de manera consciente, suelen estar motivadas por cuestiones tan variadas como las modas, la publicidad o el precio, dejando fuera de nuestra consideración otros factores de mayor importancia, como el respeto de los derechos humanos y del trabajador, la salud o el medioambiente.

            Una de las consecuencias de nuestra manera de consumir, sumada a la fiebre del crecimiento constante que padecen los empresarios, es la denominada obsolescencia programada. Es decir, fabricar algo con la intención de que su duración o utilidad sea limitada en el tiempo. Los mecanismos para lograr esta práctica, que atenta contra el sentido común, pueden ir desde un cambio de formato en los consumibles (con lo que el aparato original queda inservible), la utilización de materiales de calidad inferior, la inclusión de características más sofisticadas en los modelos nuevos, el regalo de un aparato a cambio de contratar los servicios asociados (como en el caso de la telefonía móvil) e incluso la instalación de mecanismos específicos que impidan el funcionamiento de un artículo tras un determinado tiempo de uso. Un caso paradigmático es el de la bombilla, que desde 1924 y debido a la presión de un cártel compuesto por los principales fabricantes de bombillas de EE.UU. y Europa, se limitó su duración a un máximo de 1000 horas. Conviene recordar que las primeras bombillas de Edison tenían una duración de 1800 horas o de que existen modelos como la bombilla centenaria de Livermore, que lleva encendida desde 1901 de forma ininterrumpida.

            Hoy os presento el documental “Comprar, tirar, comprar”, una producción española dirigida por la directora  Cosima Dannoritzer, en el que veremos algunas de las graves consecuencias que la obsolescencia programada tiene sobre todo en los países más pobres, que sirven en primer lugar como fuente de recursos naturales y de mano de obra barata, para convertirse después en los basureros que acogen los desechos tecnológicos obsoletos del primer mundo. 

            Feliz fin de semana.


 

"Comprar, tirar, comprar"
 
 

martes, 5 de julio de 2011

MÁS ALLÁ DEL ARCOÍRIS






Los dos hermanos, aprendices de mago, llevaban viajando ocho largas jornadas en busca del secreto del arcoíris. Feliciano, cansado ya de tanto caminar, decidió agilizar el viaje mediante un ritual que les transformaría en ágiles seres mitológicos. Al intuir sus intenciones, Tristán, que nunca se había fiado de su hermano, trató de anular el hechizo de inmediato con la única fórmula que fue capaz de improvisar. Un fogonazo transformó sus cuerpos en los unicornios que Feliciano tenía en mente, pero antes de que pudieran dar un solo paso, el viento gélido invocado por Tristán, les convirtió en dos estatuas de hielo.  Pasadas las horas, sus cuerpos se derritieron bajo el sol de mediodía, ascendiendo al cielo en nubes de vapor. 

El día que precipitaron, en forma de lluvia, los rayos del sol atravesaron las gotas dispersas de sus cuerpos, proyectando un enorme arco multicolor. Al tocar tierra, recuperaron su forma original. Extasiados aún por la experiencia vivida y el misterio desvelado, se animaron a emprender un nuevo viaje en busca, esta vez, del secreto de la aurora boreal.



Este microrrelato es un reciclaje del que presenté en el segundo juego del Vendaval de Micros 2011.

Aprovecho para informaros de que en las próximas dos semanas estaré disfrutando de unas más que merecidas vacaciones. Debido a ello, las entradas del blog, incluida ésta, están programadas para publicarse automáticamente, y por lo tanto no podré responder a vuestros comentarios. Ya sabéis que vuestros comentarios son el rocío que mantiene fresco este jardín donde florecen las palabras, así que no dejéis de regarlo en mi ausencia.

Un beso a todos, disfrutad todo lo que podáis del veranito y no dejéis de luchar por vuestros sueños.


viernes, 1 de julio de 2011

OTRAS HISTORIAS: Inmigración

           
            Ya estoy un poco cansado de oír sandeces acerca del efecto de la inmigración en este país. Los tópicos se extienden como la pólvora cuando se trata de opinar acerca de los inmigrantes. En la medida en que la crisis se prolonga en el tiempo, cada vez son más los que se olvidan de quiénes fueron los verdaderos artífices de la situación en la que nos encontramos para volcar todas sus iras sobre esas personas que con grandes sacrificios, a veces dejándose la propia vida, cruzan los mares y las montañas que les separan de la esperanza de una vida mejor. Quienes atribuyen una de las principales causas del déficit público a las diferentes ayudas de carácter social que reciben los inmigrantes, creyendo que si volvieran a sus países de origen estaríamos mejor, no se han preocupado en averiguar cuál es el balance a nuestro favor que arroja la inmigración en España. No estamos haciendo una labor humanitaria, aunque algunos lo crean, estamos haciendo negocio. En este sentido no debemos olvidar que muchos de los países de los cuales proceden los inmigrantes están abocados a la pobreza por las malas prácticas mercantiles y financieras a las que se ven subyugados por los países del norte opulento. Quizás si les diéramos un respiro, si condonáramos la deuda externa, si pagáramos el precio justo por sus productos, si no fomentáramos sus guerras a través de la venta de armas, si no esquilmáramos sus recursos naturales, ni utilizáramos sus tierras como vertederos, quién sabe, quizás escogieran quedarse con sus familias en la tierra que les vió nacer.

            Hoy os presento a Arcadi Oliveres, Doctor en Ciencias Económicas y activista en favor de la justicia social. El vídeo que os dejo, de apenas diez minutos, se titula "El origen de las migraciones modernas" y corresponde a una de sus conferencias en la Federación de asociaciones de inmigrantes del Vallés. De una forma resumida y diáfana, nos informa de una serie de datos que conviene tener en cuenta a la hora de juzgar la inmigración. Datos, por cierto, que es poco probable que oigáis en los noticiarios. Sólo son noticia los inmigrantes delincuentes o los multimillonarios, es decir, la inmensa minoría.

            Feliz fin de semana. 






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