El niño mitigaba su
aburrimiento lanzando repetidamente al aire una moneda, caída de la cornucopia de
Tyké. Empeñado en emular a su hermanastro Apolo, trataba de adivinar, sin mucho
éxito, la cara que mostraría aquella pieza de oro en cada tirada. Zeus,
malhumorado, interrumpió su juego para advertirle de que en cada lanzamiento,
en apariencia inocente, estaba despertando en los mortales una dramática batalla
interior entre sus facetas opuestas. La maldad hacía presa en los más virtuosos,
el miedo doblegaba el coraje de valientes soldados, los honestos cedían a la
corrupción, los pacíficos ardían de ira, y los sumisos esclavos se proclamaban
libres espada en mano. El hombre se hallaba a merced de aquellos rasgos propios que
ocultaba al mundo.
El pequeño Ares guardó la moneda pero retuvo lo
acontecido en su memoria hasta que ocupó su legítimo lugar en el Olimpo. Como
dios de la guerra, utilizaría su poder para que los mortales, tratando de
escapar de la dualidad que les atormentaba, creyeran haber expulsado al enemigo
interior fuera de su cuerpo, por el simple hecho de convertir a sus congéneres
en el objeto de todos sus odios y sus miedos.
Hablando de aprender jugando... ¿Cómo lo habría procesado si Zeus no hubiese mostrado su malhumor durante la explicación?
ResponderEliminarAres y su moneda... ahora lo comprendo todo.
ResponderEliminarLa mitología no siempre son cuentos chinos, o griegos como en este caso, sino fábulas de esopo en otros idiomas...
Abrazos perplejos!!
Pero en el fondo no se rompería el equilibrio.
ResponderEliminarSin tirar la moneda unos serían lo que eran, y tirándola, serían lo contrario.
Todo equilibrado.
Un abrazo, Pedro.
Gran micro mitológico, Pedro. Con palabras de un pasado mágico hablás del aquí y el ahora. Del duro aquí y ahora.
ResponderEliminarUn abrazo
Rosa (Van al aire)
ResponderEliminarMe gusta la mitología y este micro tuyo ha ampliado sin desmerecer ni un ápice las historias de los dioses y sus maquinaciones.
Abrazos desde el aire.
El pequeño Ares haciendo de las suyas, por algo es el dios de la guerra :-)
ResponderEliminarIngenioso micro, Pedro.
Un abrazo.
Hay cuestiones que mejor no echar a suertes, no siempre sonríe la fortuna.
ResponderEliminarLas dos caras de la moneda, el bien y el mal, el ying y el yang, la luz y la sombra, la vida y la muerte...
ResponderEliminarBuen relato mitológico y filosófico.
Un abrazo,
Montse: Pues quizás se hubiese convertido en dios de la paz, je, je, quién sabe. Un abrazo.
ResponderEliminarSucede: Un brindis por Esopo y su legado. Un fuerte abrazo.
Torcuato: Tu planteamiento es muy sensato, pero hay una diferencia importante entre lo que uno es y lo que uno cree que es. Nuestro comportamiento obedece a lo que creemos que somos y es con esta visión limitada de nosotros mismos donde la dualidad se ceba. Abrazos.
Patricia: La dualidad humana es un tema tan presente como lo ha sido siempre. La guerra también lo es. Creo que las dos están íntimamente relacionadas. Besos.
Rosa: La mitología da mucho juego para abordar ciertos asuntos de nosotros, los mortales. Abrazos desde las faldas del Olimpo.
MJ: A diferencia de los humanos, que disfrutamos de libre albedrío, los dioses estan condenados a ser lo que son. Un abrazo.
Sergio: Estoy de acuerdo. La mejor alternativa es tomar decisiones, a ser posible conscientes. Un abrazo.
Esperanza: Has captado perfectamente el espíritu de este micro. Mientras lo escribía visualizaba el taijitu, el símbolo taoista del yin y el yang. Un fuerte abrazo.
Esta claro que cualquier acto cotidiano de los dioses tiene sus graves consecuencias en los mortales.
ResponderEliminarSomos todo, a veces cara..., a veces cruz.... Aceptar y Aprender a transitar la dualidad, lo considero uno de los tesoros de la vida,además de necesario para, entre otras cosas, no depender de la tirada de Ares.
ResponderEliminarUn abrazo
Que retorcido, pero que cierto. Toda una leyenda olçimpica, que duda cabe, que quizás podría explicar porque nos atacamos los unos a los otros con tanta saña...
ResponderEliminarManu: Se parece mucho al efecto que provocan ciertos políticos, banqueros y empresarios. ¿serán conscientes de que ellos también son mortales? Un abrazo.
ResponderEliminarCristina: Todito todo, ya lo creo. El día que seamos capaces de trascender la dualidad seremos libres de los azares divinos y terrenos. Besos.
Prensa Caliente: Hay muchas más interpretaciones para la locura de la guerra, desde luego, ésta es mi versión mitopsicológica. Bienvenido a este jardín de palabras. Acomódate y lee a voluntad. Un abrazo.