Como cada mañana, la mujer se
despidió de su hijo a la puerta del colegio, con un beso, para irse a limpiar portales.
El niño, haciendo una mueca, se frotó la mejilla con el dorso de la mano y se
dirigió al encuentro de Hugo, que le estaba observando desde que llegó. Sin
decirle ni “hola” le pidió la PSP para jugar una partida antes de
entrar en clase. Envidiaba a su amigo Hugo. Sus padres le compraban de todo, vivían en
una urbanización superchula con
piscina, tenían mucha pasta, y como casi siempre estaban trabajando, no le
daban la lata.
Ya en clase, Hugo
sintió la vibración de su nuevo Iphone 4. Leyó el sms en el que su madre le avisaba de que tampoco podría ir a
recogerle a la salida. Retuvo en su mente las dos últimas palabras del mensaje, y
cuando no miraba nadie, haciendo una mueca, se frotó la mejilla con el dorso de la
mano.
Rosa ( Van al aire)
ResponderEliminarQuizás el día de mañana el niño sin nombre tambien se toque la cara buscando el recuerdo del beso de su madre...Esperemos que no sea demasiado tarde.
Gracias Pedro por esta imagen.
Saludos desde el aire
Muy significativo ese ademán de querer quitarse el rastro de un beso. En el primer caso porque le avergüenza ser pobre. En el segundo porque lo tiene todo menos el afecto de sus padres.
ResponderEliminarAsí de tremenda es la realidad que vivimos.
Un abrazo.
Qué difícil es ser padre, madre, tutor legal....hagas lo que hagas no aciertas al 100x100, y aún contento, si tienes algún porcentaje positivo en el balance. Tal vez un intercambio de niños les iría bien a todos.
ResponderEliminarCuando uno quiere hacerse mayor, intenta borrar el beso de una madre o la huella de una lágrima. No deja de ser curioso o triste. Después, a veces, ya siendo mayores, las cosas cambian.
ResponderEliminarMe gusta cómo está contado. Felicidades.
Qué triste y que real. Me he quedado con el alma un poco encogida.
ResponderEliminarLo has expresado con las palabras justas.
Un beso
muy bueno pedro :D
ResponderEliminarSe cambia el cariño a un niño por lo material? eso esta pasando y espero q de un giro xq acaba siendo triste.
Alberto
El amor es insuplantable. Vale oro líquido para los hijos.
ResponderEliminarMuy bueno.
Besos y abrazos a pares.
Triste imagen taaaaaan real!!! El siguiente paso de los móviles son los que al acercárselos a la oreja dejen en la mejilla un rastro de carmín. Me gustó mucho
ResponderEliminarsaludillos
Me conmueve esta historia, Pedro.
ResponderEliminarCompararnos con los otros es una potente fuente de desdicha, y aprendemos a hacerlo a una edad tan temprana, se nos incrusta tan adentro, que después es todo un trabajo desaprenderlo.
Darme cuenta de que yo decido cómo sentirme aquí y ahora con la realidad que vivo, que es la que es y no la que “debería” o “no debería ser” en función de mil y un condicionantes, se convierte en todo un proyecto de vida.
Un beso, enorme.
Ay qué imagen tan estrujante, me llegó me llegó.
ResponderEliminarN BSO.
Deseamos lo que no tenemos a veces hasta el punto que nos nubla la visión de lo que tenemos. Muestras estupendamente esa etapa en la que muchos niñ@s sienten vergüenza ante las muestras de cariño en público, tan real como que much@s la mantienen en su vida adulta.
ResponderEliminarAgridulce micro.
Un beso
Qué bueno, ese gesto infantil tan característico de borrar los besos con la mano, y luego, ese buscarlo de nuevo, en ese dorso, como si hubiera quedado ahí impreso. Me gustó mucho. La idea es muy buena. Abrazos!
ResponderEliminarRosa: Que eso ocurra es algo muy probable. Toda comprensión, cuando llega, lo hace a su debido tiempo. Gracias a ti, Rosa por tus palabras. Abrazos desde la tierra.
ResponderEliminarMJ: Reflejas perfectamente la motivación de cada uno de los niños. Tenemos que cambiar esa realidad. Un abrazo.
Montse: Tu comentario me ha hecho sonreir. El intercambio no es una idea descabellada :-D Un abrazo.
Luisa: Los niños quieren crecer demasiado rápido, y muchos de ellos, con el tiempo, se descubren siendo adultos que anhelan su infancia. Me alegra que te haya gustado. Gracias y un abrazo.
Su: Tu emoción es señal de la sensibilidad con la que has leído esta historia. Me siento agradecido por ello. Un beso.
Alberto: Así es, cada vez más. No hay videoconsolas, zapatas de marca, móviles de última generación, ni bicicletas con frenos de disco que sustituyan el beso amoroso de una madre y el tiempo compartido en familia. Un abrazo.
Lola: Ojalá te oigan muchos de los padres que conozco. Abrazos dobles o triples.
Puck: Diooosss... espero que ese día nunca llegue. Será el principio del fin del contacto humano. Un abrazo, ranita.
Esther: Eso es la envidia, "una fuente de desdicha", ya que nos impide disfrutar de aquello que somos y tenemos al hacernos sentir incompletos. Profundo, Esther. Gracias. Un besazo.
Yun: Me alegra saber que te ha llegado porque lo que escribo no sólo lo hago para entretener la mente, sino también para mover las entrañas. N BSO NRME.
Cristina: Ellos quieren ser como nosotros. Saber que somos su ejemplo debería hacernos reflexionar acerca de nuestra responsabilidad con respecto a ese desprecio hacia las muestras públicas de afecto. Deberíamos darnos más besos y lucir menos lo burguesitos que somos. Un beso en cada mejilla para ti.
Maite: Las apariencias nos pueden desde niños, y ya sabes, "lo esencial es invisible a los ojos". Un beso.
Acabo de aterrizar en tu espacio, he leído algunas entradas. Me gustan tus relatos y si me dejas me quedo.
ResponderEliminarun beso
me ha dado algun problema, espero que este salga bien
ResponderEliminarDuele este micro, Pedro
ResponderEliminarCuánto Hugo hay solo, esperando?
Un abrazo
La madre mediterránea no conoce límites.
ResponderEliminarAbrazos,
PABLO GONZ
Precioso Pedro, es mejor tener cuidado con lo que se desea. Me ha conmovido la manita en la mejilla del final.
ResponderEliminarAbrazos y besos (virtuales sí...)
Maduixeta: Eres bienvenida a este jardin de microcuentos. No necesitas mi permiso para acomodarte y disfrutar de cuantas lecturas y relecturas desees. Gracias y un beso.
ResponderEliminarPatricia: Yo veo muchos Hugos casi a diario. Eso sí que duele. Gracias por tu comentario. Besos.
Pablo: Me gusta ese punto optimista y de superación que encuentras en esta historia. Gracias por pasarte. Un abrazo.
Rocío: Existe el peligro de desear "tener" algo cuando lo que queremos es "sentirnos" de determinada manera. Ese es el engaño del consumismo. Sin frotarme la mejilla, te mando más abrazos y besos para ti.
Nunca llueve a gusto de todos,los niños desean lo que no tienen y los no tan niños tambien.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte.
Aunque no te comente siempre estoy al dia de todos tus relatos.
Te quiero mucho.
Lauri.
Ese es uno de nuestros dramas. No sabemos agradecer ni valorar lo que tenemos, pensamos que lo del otro siempre es mejor.
ResponderEliminarYo también te quiero, hermanita.
Un besazo.