Aquella mañana, al volante de mi todoterreno, traté de romper con esa rutina diaria que amenazaba con aplastarme. No tomé la salida de la autopista que conducía a mi lugar de trabajo, sino que continué circulando durante horas sin destino alguno. Cuando me cansé del tráfico, y de mis pensamientos recurrentes, decidí adentrarme por pistas de cemento que pasaron a ser de tierra poco antes de difuminarse entre arbustos y rocas. A falta de camino, continué a pie. Desde entonces tengo la sensación de caminar en círculo. La rutina ha debido de seguir mis huellas.
Este microcuento quedó finalista (en 4º lugar) en el I Concurso de Microcuentos del Club Avia.
Tiene buen olfato amigo, buena vista y buen oído, sólo queda obligarla a que adquiera nuestros gustos e ilusiones. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarLa rutina termina por alcanzarlo todo...
ResponderEliminarBesos desde el aire
La huida no nos garantiza una nueva vida. El cambio ha de producirse en nuestro interior.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre lo hace, y si no las encuentra te rastrea.
ResponderEliminarDisculpa, me vino a la cabeza una reflexión con toque musical al respecto. Con tu permiso la enlazo:
ResponderEliminarhttp://superehore.blogspot.com/2011/01/monotonia.html
Fantástico!! me ha gustado mucho la reflexión final, aunque me gustaría pensar que realmente depende de nosotros escapar de ella. Abrazos.
ResponderEliminarMerecido honor, Pedro, para un micro GENIAL.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Besos!
Enhorabuena, Pedro por ese puesto. Muy buen final el de este micro, la rutina siempre nos alcanza si el cambio no es interior.
ResponderEliminarBesitos
Merecido reconocimiento a este relato con el que siento desespero.
ResponderEliminarLos actos hechos con el piloto automático restan colorido al día a día y con ellos se nos instala la desgana.
De poco sirve querer tomar el hábito de cambiar las rutinas, pues o bien me canso o bien adopto otras.
La salida más bien anda por tomarme tiempo en detectar mis pensamientos negativos y enfrentarme a ellos. Sólo modificando mi forma de pensar automática puedo percibirme a mí misma, mis sentimientos auténticos afloran y esto se traduce en el exterior con más ilusión y ganas de experimentar. Y la monotonía se disuelve, como consecuencia.
Disfrutando, un abrazo.
Macanudo, Peter, como siempre.
ResponderEliminarY haz llegar al equipo de la revista "A Contrapalabra" mi más sincera enhorabuena por el fichaje que han hecho. No les falta criterio.
Un abrazo.
Huye!!!! No dejes que te atrape!
ResponderEliminarYun: ¿Es eso posible? Hmmmm... lo pensaré.
ResponderEliminarRosa: Por eso hay que vivir cada día como si fuese el último..., o el primero.
MJ: Sólo puedo decirte una palabra: ¡BINGO!
SERGIO: Juega con ventaja, pero no siempre gana.
Maite: ¿Y por qué no lo piensas? Sólo depende de nosotros hacer cada cosa como la primera vez, de hecho siempre es así. No puedes bañarte dos veces en el mismo río, ni vivir dos experiencias iguales, aunque te lo parezca. Cuando vivimos "aquí y ahora" todo es un proceso continuo y cambiante, ¿no crees?
Patricia: El placer es mío al contar con las palabras de ánimo de una escritora como tú.
Elysa: Esa es la clave, si el cambio no es interior no hay verdadero cambio, porque allá donde vayamos siempre nos llevaremos con nosotros mismos y acabaremos reproduciendo circunstancias similares.
Esther: Profunda reflexión. Cuando vivimos en el presente conectamos con esa fuente de bienestar que nos permite ver y disfrutar la singularidad de cada instante.
Nacho: Me hace mucha ilusión leerte de nuevo por aquí y contar con tus generosas palabras. Con respecto a la revista... ya veremos.
Montse: Te planteo un final alternativo: ¡¡¡Plántate frente a ella y demuéstrate que es sólo pura ilusión!!! Si huímos, estaremos huyendo toda la vida, ¡qué agobio,¿no?!
Besos y abrazos llenos de agradecimiento para tod@s.
Las huídas no suelen ser solución.
ResponderEliminarUn abrazo, Pedro.
Yo también creo, Torcuato, que nunca lo son. Mejor será ir pensando en cambiar algo... en nosotros. Un fuerte abrazo.
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