sábado, 14 de mayo de 2011

EL ÚLTIMO TRAGO





Se acomodó como pudo en la silla y degustó su cerveza a pequeños sorbos. Jamás volvería a beber. El alcohol le hacía perder la cabeza y otros acababan sufriendo las consecuencias. Recordando a todas las personas a las que había hecho daño, fue apurando el último trago.

Se sentía observado y eso no le gustaba. Cuando le retiraron el botellín murmuró una oración para tratar de mantener la calma. No lo consiguió. Le seguían mirando. Cerró los puños, tensó los músculos y dejó escapar un gruñido mezcla de rabia y miedo. Quiso, inútilmente, levantarse de la silla. Apretó los dientes y arqueó el cuerpo, primero por la frustración, después por la descarga eléctrica con la que fue ejecutado.  

 

12 comentarios:

  1. Muy bueno Pedro,
    la última voluntad antes de ser fusilado seguir enganchado a la irrealidad y fantasía que le da el alcohol, aunque esta vez no puede evitar sentir. No puede escaparse de sí mismo y de su mirada por mucho alcohol que beba e aquí la estupidez de las adicciones.

    Un abrazo.
    Yolanda.

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  2. Cuando he leído lo de "fusilado" me he dado cuenta de que la descarga podía no ser eléctrica y para evitar la confusión he modificado el texto. Gracias por tu comentario y un beso.

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  3. Esther Santamaría14 de mayo de 2011, 0:25

    Hay muchas maneras de terminar con la vida, puede ser en una silla eléctrica (con toda su polémica) y puedo ahogarme en alcohol, o en cualquier otra sustancia nociva.

    En último término, en una cita concluyente -que con suerte repetiré una y otra vez- me encontraré con mi conciencia, a la que rendiré cuentas y con la que creeré hacer un trato.

    Ojalá viva lo suficiente para comprender que la vida no pacta.

    Con todo mi afecto, un brindis por la vida consciente.
    Un abrazo enorme, Pedro.

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  4. ¿Qué pasa Mister Ckrack tu blog está borracho? Escribí un comentario y desapareció.

    Repito...........
    La últuima voluntad, beber. He aquí lo estúpido y paradójico de las adicciones: por mucho que queramos escapar de sentir y de nosotros mismos siempre vamos a estar ahí, viendo en los demás lo que no queremos vernos.

    Un abrazo.
    Yolanda

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  5. Esther: Yo también brindo encantado por una vida consciente de la que no me tenga que arrepentir cuando ya sea demasiado tarde. Un beso.

    MA: Me alegra que te lo parezca. Un beso.

    Yolanda: No sé qué está pasando con blogger, lleva un par de días muy tontos, y no soy el único afectado. Me ha borrado tu mensaje (lo leí y lo respondí) y muchos otros. Confío en que me los restituya y si no... me enfado.

    Las adicciones son estúpidas, efectivamente, porque tratan de tapar una parte de lo que somos (y no aceptamos) a base de evitar el contacto y de adormecer la consciencia.

    Besos dobles.

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  6. Potente, radical, contundente, dramático y triste. EL momento que cerró los puños, tensó los músculos y dejó escapar un gruñido mezcla de rabia y miedo,me pone los pelos de punta, que impotencia que situación...
    Enhorabuena Pedro
    ¡Ah y me sumo al brindis por una vida consciente!
    Besos

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  7. Muy, muy, muy bien escrito. La narración es genial, y aunque pudiera adivinarse un final parecido con esa frase de "su último trago", uno no sabe en absoluto por dónde vas a salir, está muy bien hilado. Es duro, directo, contundente y genial. Abrazos.

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  8. Realmente fue el último. Lástima que no lo decidiese él. De todas las adicciones que conozco el alcohol es la que más degrada a las personas. Igual de dañina que el resto pero más humillante.

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  9. Contundente desde el principio, e impredecible, me gustó. Creo que me voy a agregar a tus lectores, en definitiva.

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  10. Cristina: Me encanta la intensidad con la que te introduces en la lectura de mis textos. Logras expresar exactamente lo que quería transmitir con esa frase, y no es la primera vez que lo haces. Alzo mi copa junto a la tuya. Besos.

    Maite: ¡Guau! No se que decir. Me estoy sonrojando. Me alegra saber todo lo que te suscita este micro y agradezco tus generosas palabras. Abrazos.

    Montse: El alcohol es muy degradante, en cierta medida todas las adicciones lo son. Lo peor suele ser que el adicto no reconoce que lo es y por lo tanto jamás tomará la decisión voluntaria de dejar aquello a lo que no se considera enganchado. Un abrazo.

    Yun: Se bienvenida a este remanso de quietud donde, en ocasiones, florecen las palabras. Un abrazo.

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  11. Tremendo.
    Por lo bien escrito, por lo duro y por la vuelta final.
    Un abrazo.

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