Halim
Moukarzel era un joven colmado de inquietudes. Desde los trece años, devoraba
todo libro al que tuviese acceso, participaba en cuantas conversaciones de
adultos le permitiesen, preguntaba constantemente por cuestiones que nadie más se
planteaba y participaba en diferentes iniciativas en defensa de las causas que
consideraba justas. Probó a trabajar en al menos cinco oficios diferentes
demostrando la misma pasión y dedicación en cada uno de ellos. Después de unos
meses, decepcionado, los abandonaba. Su único objetivo era hallar una respuesta
a la pregunta en torno a la cual había girado toda su vida: “¿Qué he venido a hacer aquí?”. No podía
aceptar su existencia sin un cometido específico. Sentía que había nacido para
cumplir una misión. Murió a los veintitrés años sin haberla descubierto.
Aquel
diecisiete de Diciembre, en una protesta contra el Gobierno, la policía perdió
el control y cargó, con fuego real, contra los manifestantes, creando al mártir
que desató la revolución: Halim Moukarzel.
Cuando empiezas a preguntarte demasiado....
ResponderEliminarBueno, puede que él no descubriera para qué había venido a este mundo, pero había venido para algo importante, como todos y todas!
ResponderEliminarAbrazos Pedro
Totalmente de acuerdo con Anita. Algunos somos importantes sólo para quienes nos aman, otros, para toda una región, para toda la humanidad.
ResponderEliminarSabernos importantes para alguien es lo que, a muchos, nos mantiene vivos.
Besos, querido e importante Pedro.
Todos somos importantes, aunque no nos lo digan.
ResponderEliminarSaludos desde el aire.
Siento tristeza al terminar de leer tu relato por lo que resuena en mí la historia de Halim.
ResponderEliminarAl igual que cada uno de nosotros construyó su propio destino, sólo que, como muchos de nosotros, no abrazó el presente, para poder darse cuenta y disfrutarlo mientras.
Un gustazo Pedro,
Montse: La curiosidad está bien, nos ayuda a crecer pero no debemos perder de vista que el objetivo último de la vida es vivirla. Un cálido abrazo.
ResponderEliminarAna: Yo también lo creo así. Creo que no somos objetivos acerca del papel que desempeñamos en nuestro entorno. Besos.
Patricia: Aunque Bertolt Brecht afirmaba que hay algunos (los que luchan toda su vida) que son imprescindibles, yo opino que en realidad todos lo somos. El mundo que experimentamos y al que consideramos la realidad esta urdido por las contribuciones, por pequeñas que estas sean, de cada uno de los casi siete mil millones de almas que poblamos la tierra. Aunque nadie nos lo reconociera jamás, por el simple hecho de estar aquí, somos importantes. Un beso cariñoso, mi querida Patri.
Rosa: Éso es exactamente lo que quería decir, pero me empiezan a salir las palabras... y no puedo parar :-P Estoy contigo, todos (sin excepción) somos importantes. Un fuerte abrazo.
Esther: Ese es el drama de Halim. Nunca consideró la vida como el objetivo en sí, la consideró un medio para un fin incierto. Lo irónico es que, de toda su vida, lo más significativo fue su muerte y lo que ésta desató. Un beso enorme, guapa.
Tod@s somos importantes, las personas, los animales, las plantas, el agua, los minerales, etc. Somos una configuración en la que cada parte es importante. El cometido específico creo que es el Ahora, habitarlo en toda su dimensión.
ResponderEliminarY..¿quien asegura que no descubrió su misión?... tal vez antes de morir lo sabía, tal vez lo supo tras la muerte, tal vez descubrió que no había misión ...
Gracias Pedro, tus micro despliegan inmensos y profundos parajes por recorrer.
Un beso
Magistral, Pedro.
ResponderEliminarUna joya.
No sería la primera vez que ocurriera. Y desgraciadamente, no será la última.
ResponderEliminarCreando al mártir y quizá también al fantasma errabundo que nunca se enteró de su logro culminante. Microsaludos n_n
ResponderEliminarCristina: Todo cuanto existe afecta y es afectado por todo lo demás. Creo que en esa propiedad radica su importancia. Te agradezco que recorras estos parajes conmigo. Un beso.
ResponderEliminarTorcuato: Gracias por tus palabras. Un abrazo.
MA: Desgraciadamente... puede que tengas razón. Un abrazo.
Yun: Quizás repita en otra vida para volver a intentarlo de forma consciente, quién sabe. Abrazos.