Agazapados tras aquella columna, podían
observar toda la escena sin ser vistos. Entre risitas y codazos vieron aparecer
en la puerta del ciber a la chica más guapa y deseada de clase. Poco después apareció él,
que presa del nerviosismo se dirigía con torpeza a su encuentro, decidido a
pedirle para salir. Las mofas se multiplicaron. Como no alcanzaban a oír la
conversación, el más gracioso comenzó a imitar sus voces improvisando
comentarios cursis y provocando un estallido de carcajadas en el pequeño grupo.
Pasados unos minutos observaron incrédulos cómo él, aún con rubor en las
mejillas, acercaba su ciclomotor, ella montaba detrás abrazandose con fuerza a su
cintura y se marchaban de allí. La moto dobló la esquina y pasó bufando frente
al grupo. Ella giró la cabeza un instante y les descubrió allí juntitos antes
de desaparecer calle arriba. Se dispersaron con rapidez mientras las risas se
congelaban en sus rostros. Por unos segundos les invadió un incómodo sentimiento
que les hacía sentir vulnerables y ridículos.
–¡Menudo
prigao! –dijo alguno. Nadie rió la gracia.
Menudo pringao, dijo el pringao mayor.
ResponderEliminarUn abrazo, Pedro.
PD. Revisa "apareció él que, presa del nerviosismo"
Creo que la como debería estar tras "él" o no llevar acento. Creo.
Si, hay algunos pringaos de lo más listos: tienen moto, se llevan a la chica,...
ResponderEliminarY otros que no son pringaos, son sólo espectadores, miran desde la barrera y se ríen sin darse cuenta que mientras tanto la vida pasay a ellos no les ha pasado nada de nada.
Gracias, Torcuato. Esa coma me generaba muchas dudas porque forzaba una interrupción extraña en mitad de la oración. He decidido quitar dos comas en lugar de una. Ahora queda más fluída, creo. Un abrazo, amigo.
ResponderEliminarCuántas grandes cosas comos capaces de perdernos por simple vergüenza.
ResponderEliminarMuy buen micro!
Estupendo, él pasaba vergüenza, pero ya se sabe.. el que tiene vergüenza, ni come ni almuerza!!!
ResponderEliminarMe gusta mucho la situación, creo que la hemos vivido tod@s alguna vez
abrazos
Me encanta que el 'pringao' acabe llevándose a la chica. La timidez es un escollo que hay que superar para poder disfrutar la vida a tope.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un claro ejemplo de dónde se encuentran los verdaderos pringados, siempre escondidos tras su necedad. Abrazos.
ResponderEliminarMe gusta Pedro,
ResponderEliminarclaro ejemplo de cobardes, menospreciando y criticando al que hace, aún enrojeciendo. También tras la máscara de la patética idea de lo que "se supone" para algunos que es "ser" hombre.
Un beso.
Yolanda
Sabrosa historia que contiene recios ingredientes. El dulzor de la vergüenza superada es sabor intenso que no resulta anulado por el amargor del resentido que, haciendo uso de su máscara prepotente, ridiculiza por su propio sentimiento de inadecuación.
ResponderEliminarUn beso enorme, Pedro, sin vergüenza
Ya sabemos que ser pringao o no depende de la lente con que se mire.
ResponderEliminarAbrazos
Aupa Pedro!
ResponderEliminarjaja, que se rían pensaría él... se llevó a la chica... aunque no creo que fuera por la moto... jaja.
Abrazos!
¡Que tierno!. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarJuntos se creen algo, uno a uno resultan patéticos. Y patéticos quedan cuando los descubren haciendo el tonto.
ResponderEliminarBesos sin pringue.
Ay, cuántos pringaos verdaderos nos topamos por la vida. Máscaras fuera, sí señor. Te ha quedado estupendo. Con tu permiso continúo el comentario de Tor porque no lo había visto pero luego me habéis dejado pensando... creo que "presa del nerviosismo" debería ir entre comas, pero tengo añadir que las comas y yo nos llevamos de pena, penita, pena ;-) Un abrazo
ResponderEliminarRealismo puro.
ResponderEliminarEl micro no solo hace una exposición de formas de vivir la vergüenza, también deja ver la diferencia de atravesarla o no. Quien la atraviesa, pasa a algo nuevo con satisfacción, mientras que quien no lo hace, queda sumido en una agria y conocida frustración que..., le quita las ganas de reír.
Atravesar la vergüenza me hace libre.
Abrazos
Luisa: Me encanta la conclusión que has extraído del texto. Es justo lo que trato de transmitir. Bienvenida y un abrazo.
ResponderEliminarSerio: Demasiadas, me temo. Abrazos.
Ana: Eso dice el refrán, y como casi siempre, tiene razón. Besos.
MJ: No tenemos más remedio que convivir con la vergüenza, pero eso no nos debe condicionar porque entonces pasaremos de ser actores a ser espectadores de nuestra vida, como apunta Luisa. Un abrazo.
Maite: Rotunda sentencia que apoyo rotundamente. Besos.
Yolanda: La cobardía está detrás de actitudes patéticas como esta. Estoy totalmente de acuerdo. Un beso.
Esther: Una perfecta y acertada reseña para presentar este micro. Gracias y un beso.
Su: Así es. El que ve 'pringaos' por doquier debería mirarse al espejo. Besos.
Sucede:¡Aupa! La moto es lo de menos cuando uno es tenaz en su empeño a pesar de la vergüenza. Un abrazo.
MA: No sabes cuanto me alegro. Un abrazo.
Lola: Estos cobardes se crecen en grupo cuando en realidad envidian la determinación de aquel que es objeto de sus burlas. Ciertamente patético. Besos.
Rocío: Apoyo a muerte ese desenmascaramiento. Con respecto a la coma, al principio la había situado donde tú dices, pero provocaba una interrupción extraña. Me quedo con la de ahora aunque no las tengo todas conmigo. Gracias por pasarte. Un abrazo.
Cristina: Has descrito perfectamente los elementos que contiene este microcuento. No se trata de juzgar la vergüenza, como hacen los del grupito, se trata de actuar "con" o "a pesar" de ella, como un elemento más de nuestra expresión sincera y auténtica. Habrás notado alguna corrección extra, es algo que no puedo evitar :) Un beso.
Fe de erratas: Donde digo "Serio" quería decir "Sergio". La seriedad se comió la "g".
ResponderEliminarPedro, no me ha dado tiempo de comentar nada, cuando ya has contestado :-))
ResponderEliminar¡Qué rápido! :-)
Bueno, y ahora que pongo?
Puessss...que todo queda dicho en vuestros comentarios.
Un saludo a tod@s. Cocoroko Rock.
Nunca es demasiado tarde, Coco. Cualquier comentario es siempre bienvenido. Un abrazo.
ResponderEliminarYo soy de esas personas que no son muy dadas a escribir comentarios en otros blogs, lo que no quiere decir que no los lea :-)
ResponderEliminarSobre tu microcuento tengo que decir, que transmite muy bien, la inocencia y el miedo, por la que todos pasamos en algún momento de nuestas vidas.
"El miedo bloquea y la vida es de lo valientes".
Pero una cosa quiero dejar muy clara, la "valentía" puede ir de la mano de la timidez.
Sin más. Un saludo.
Totalmente de acuerdo. Ese es uno de los enfoques que le he querido dar al microrrelato. Se puede ser tímido o sentir vergüenza y aún así sacar el valor para actuar. Gracias por tu interesante comentario, Coco. Un abrazo.
ResponderEliminarEn esta ocasión los verdaderos pringaos no consiguieron convertir en pringao al prota. Bien por él.
ResponderEliminarEl mundo está sembrado de ellos. Ya es hora de hacer justicia aunque sea en la ficción. Un abrazo, Montse.
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