Hacía más de cuatro años que Marc Sheldon no había vuelto a alumbrar ni una sola idea original. Cuanto más se esforzaba en escribir un nuevo libro, más ocultas se mantenían las ideas en los pliegues de su cerebro. Llegó el día en que los números rojos de la cuenta corriente le hicieron desistir, y cambió su oficio de novelista por el de agente secreto. Una noche, cuando estaba a punto de quedarse dormido, una idea brillante se le cruzó por la cabeza de manera fugaz. Esperanzado, persiguió su estela mental con suma atención. No estaba dispuesto a dejarla escapar, quería ser testigo de su desarrollo hasta que se convirtiera en un argumento novelable. Después de unos minutos la luz se esfumó, dejándole en una inmensa oscuridad vacía en compañía del eco de una voz femenina.
La joven guionista, acabó de verbalizar su nueva gran idea y apagó la grabadora.
Este microrrelato participó en el Vendaval de micros 2011
La inspiración,... ese tesoro que valoramos tanto los que nos gusta darle a la pluma y lo cara que se vende a veces. Retratas perfectamente el período de sequía, posiblemente infinito de la protagonista y empatizo con el personaje en esos períodos, con la diferencia de que mi sueldo nunda dependió de la inspiración.
ResponderEliminarUn saludo
Buenísimo!! me gustó mucho cuando lo leí, pero hoy, más tranquila, he podido saborearlo mejor, me ha gustado mucho como le has dado la vuelta al relato, y como, trantando un tema que puede ser recurrente en el mundo del microrrelato, logras sorprender, con esa guionista y su grabadora. Buena jugada de despiste. Un abrazo.
ResponderEliminarRosa (Van al aire)
ResponderEliminarMe gustó y me gusta esta historia dentro de otra historia... Dentro de tu historia.
Besos desde el aire.
Gran micro, Pedro. Una idea aguda y difícil de resolver en pocas palabras. Vos lo has hecho magistralmente. Enhorabuena.
ResponderEliminarBesos!
Sigrid: Me alivia saber que no me pasa a mi sólo :-) Sí, los periodos de sequía son duros, pero al final se alternan con periodos en que las ideas parecen caer del cielo, ¿o eso sólo me pasa a mi? Gracias por dejar tu huella en este jardín de palabras. Un abrazo.
ResponderEliminarMaite: Me imagino que el día D tendrías en la cabeza de todo menos caspa :-D Yo no pude vivirlo en directo pero he visto el resultado. Enhorabuena por el vendaval en la parte que te toca y gracias por tus palabras que tanto ánimo me inspiran. Un abrazo.
Rosa: Quién sabe si a su vez, yo no soy mas que una idea fugaz en la mente de otro pensador. Sea como fuere, besos desde el mundo de las ideas.
Patricia: Gracias Patricia, por tu inagotable generosidad y simpatía. Siempre me haces sonreir :-D Un besazo!
Mi grabadora me dice que la escritora se acercó a la ventana y vio como la retrataba el microrrelatista.
ResponderEliminarBlogsaludos
Vaya, vaya... cómo se ha puesto de crecido el jardín en unos días! Será un placer recorrerlo.
ResponderEliminarPedro, que ingenioso modo de describir la crudeza en la falta de inspiración, haciéndola motivo de la misma.
Esto me trae que toda cara tiene su cruz y viceversa. En la vida todo es experiencia, hasta la falta de ella.
Sólo hay que observar y ahí aparece.
Un besote
Dos historias en una, dos historias sobre el incierto camino de la creación.
ResponderEliminarEl final es genial, tras atravesar el desierto creativo de Marc Sheldon, la aparición de la joven guionista deja un inesperado soplo de aire fresco que es la guinda del pastel.
Buen micro Pedro, te veo inspirado ;)
Un beso
Buena aportación con doble rizo.
ResponderEliminarAbrazos sin guión.
Adivin: Ja, ja, ja... Ya veo que tu grabadora lo registra todo. Te echaba de menos. Un abrazo.
ResponderEliminarEsther: Es lo que tienen los jardines, que en cuanto los dejas un poco, la naturaleza sigue su curso :-) Al hilo de lo que comentas, creo que siempre hay una manera creativa de abordar las dificultades, incluso las dificultades creativas. Un beso.
Cristina: Si sigues el hilo llegarás a una tercera historia, la mía, pero me temo que es más aburrida. La guinda del pastel son vuestros comentarios. ¡Me encantan las guindas! :-) Besos.
Lola: La ocasión lo merecía. Abrazos inspirados.