jueves, 17 de marzo de 2011

DEFECTO DE FÁBRICA







Se diría que le faltaba un tornillo, aunque no siempre fue así. Su deterioro comenzó el día que entró a trabajar en la cadena de montaje. El entusiasmo que le convertía en el alma de las fiestas se marchitó, dejando en su lugar a un hombre taciturno. Le dio por hablar con la cadencia de un contestador automático en las conversaciones telefónicas, y por enfocar su mirada al infinito, en lugar de a los ojos, en los encuentros cara a cara. Las articulaciones de su cuerpo de atleta se anquilosaron progresivamente, reduciendo su capacidad de flexión en favor de la torpeza. Su vida diaria se redujo a una pequeña serie de pautas repetitivas. Incluso el fin de semana tenía su propia rutina: dormir, comer y sentarse frente al televisor. Nadie se alarmó hasta el día en el que se quedó dormido en el sofá y en lugar de ronquidos emitía una especie de pitido metálico.

Le recomendaron ir al servicio médico, por si algún compuesto químico de los materiales que manipulaba le estaba provocando aquella extraña reacción. Él, despistado, se presentó en el servicio técnico. Le diagnosticaron depresión y le mandaron a casa. Aquello debió alterar sus hábitos de forma insoportable. Encontraron su cuerpo en mitad de un charco de aceite. Se había cortado los cables.

 

15 comentarios:

  1. Lo absorbió el trabajo; literalmente.

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  2. E X T R A O R D I N A R I O!!!!!!!!!!!
    Tengo un hijo que fue operario hasta hace un mes. Sé bien de lo que hablás.

    Un abrazo

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  3. Cualquier día me corto yo también los cables. Buenísimo!!!
    Abrazos

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  4. Yo creo que despues de la noticia tuvo un cortocircuito interno, que viene a ser como una hemorragia interna, y luego le supuró la realidad.

    Me ha encantado la historia Pedro, está muy bien narrada.

    Un abrazo

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  5. Excelente, buena crítica llena de sátira y reflejo de muchas realidades. Un fuerte abrazo.

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  6. Montse: Esperemos no llegar nunca a ese estado. Gracias por pasarte y dejar tu aporte. Un abrazo.

    Patricia: Compadezco a tu hijo. Yo llevo ocho años a pie de máquina. Un abrazo.

    Anita: ¡No, por Dios! Déjatelos largos, a ver si vas a cortar el de la creatividad y la liamos. Abrazos.

    Ángeles: Me gusta ese diccionario de anatomía comparativa androide-humano que te estás leyendo. Cuando acabes me lo pasas. Un abrazo.

    Serafín: La de montar palabras es la única que merece la pena. Bienvenido y un abrazo.

    Maite: La crítica suele tener más recorrido si se acompaña de la sátira que mencionas. Es mi realidad diaria disfrazada de humor. Un abrazo.

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  7. Peedroo! que chulo esto que has escrito, aunque ese final no me lo esperaba... jajaja eso de perder aceite, ¿ te refieres a que lo encontraron en un charco de sangre no? y lo de cortarse los cables a suicidarse ¿no?
    No sé, pero muy chulo esto de defecto de fábrica. También me leí el de el hombre que esta en la estación del tren, y ve como la chica monta en el tren y todo eso, esa entrada si que me gustó, quise comentarla pero no pude... :S
    Bueno Pedro, cuidate y a ver cuando te veoo, un abrazo =)

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  8. madre mia!!! ERES GENIAL AMIGO!.... Y QUE CAPACIDAD DE SINTESIS.

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  9. Pedro, me gusta mucho lo que escribes y cómo lo escribes. Este micro es genial.
    Un abrazo

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  10. Ingenioso, irónico, con trama y drama, genialmente mezclada realidad y ficción, descripción fluida y clara de una metamorfosis, una soberbia crítica de la “robotización”, (en este caso en referencia al trabajo).
    ENHORABUENA Pedro, por este micro: Bueno, bonito y barato (jejeje)
    Un beso txapeldun

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  11. Esther Santamaría18 de marzo de 2011, 16:38

    Que excelente metáfora sobre la cosificación de nuestra vida.

    Un abrazo, Pedro
    (garantizado que no es de serie)

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  12. También sufren los cacharros. Muy bien relatado.

    Besos, varios.

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  13. Aitor: Veo que has pillado perfectamente el sentido del relato. Me alegra saber que te pasas de vez en cuando y que disfrutas de las historias que escribo. Gracias por tu comentario y un fuerte abrazo.

    moisesquandt7: Uff... La efusión de tus palabras me abruma. Para mi es un placer saber que tengo lectores tan agradecidos como tú. Así que gracias y un abrazo, amigo.

    Torcuato: Si ya es bueno lo que dices, el hecho de que seas tú el que lo diga lo convierte en doblemente bueno. Procuraré seguir evolucionando, el calor de tus palabras me ayuda. Abrazos.

    Cristina: Yo no podría hacer una mejor síntesis de los ingredientes de esta historia. Se que quizás no lo parezca pero escribir micros (al menos a mí) me supone muchas horas hasta lograr algo que considere suficientemente bueno. Que alguien como tú lo valore, es toda una recompensa. Un beso, Cris.

    Esther: Así es, la cosificación a través del trabajo, o cómo ser una pieza más de la maquinaria. Sé que tus abrazos nunca son de serie, como los míos tampoco lo son, ahí va uno enorme para ti.

    Lola: Sobre todo si esos cacharros fueron, en algún momento, seres humanos. Besos agradecidos.

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  14. Que bonito Pedro....a cortar los cables....un abrazo!!!

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