viernes, 2 de septiembre de 2011

OTRAS HISTORIAS: Mundo zapping

     
            Diariamente nos exponemos a miles de datos que conforman, de un modo u otro, nuestra particular visión de la realidad. Muchos de esos datos los recibimos cuando nos sentamos frente al televisor para convertirnos en receptores pasivos de todo tipo de información. La mayor parte de ella no responde a nuestro interés, sino al interés de un tercero. El ejemplo más evidente es la publicidad, pero no es de este tipo de información de la que quiero hablar hoy.

            Reconozco que yo, hasta hace aproximadamente cuatro meses, era un adicto a las noticias. Desayunaba con Noticias 24 Horas, de camino al trabajo escuchaba los partes informativos de al menos dos emisoras diferentes, tratando (¡qué ingenuo!) de forjar un criterio propio. En el almuerzo caía un vistazo rápido al periódico provincial y al finalizar la jornada, repetía el ritual de radio en el coche y televisión en la comida y en la cena. Llegue a creer que estar informado era un deber más que un derecho, porque la información me convertía en alguien adaptado al mundo en el que vivía, y lo que es más irónico, me protegía de la manipulación. 

           Empecé a despertar del ensueño informativo en el que me había sumergido cuando observé que cíclicamente se producían, de forma fortuita, oleadas de perros que mordían a personas, niños desaparecidos, redes de trata de blancas, epidemias de gripe (A, porcina, aviar o de cualquier otro tipo), violencia en las aulas, “balconing” en los hoteles del Levante, y un largo etcétera de noticias que se mantenían en pantalla, como si de teleseries se tratara, durante días, semanas e incluso meses, dependiendo, por supuesto, de los índices de audiencia cosechados. Y doy por hecho que todo eso estaba ocurriendo,…bueno, todo menos lo de la gripe A, que me sigue pareciendo la mejor campaña publicitaria de una empresa farmacéutica que haya visto nunca. La manipulación no se da tanto a través de la mentira, que también, como a través de la omisión. Es decir, en los noticiarios, los periódicos y las radios no nos informan del mundo, sino de una parte muy limitada del mismo, aquella en la que, vaya usted a saber por qué, quieren insistentemente que nos fijemos.

            El mundo que nos muestra la televisión es un lugar amenazante, lleno de personas que quieren hacernos daño, especialmente si son extranjeros. Un mundo sembrado de miseria, desempleo, enfermedad, catástrofes naturales, conflictos armados, abusos de poder (sólo en países tercermundistas), crisis financiera, crisis energética, crisis de valores. Vamos, un mundo en crisis.

            Hace cuatro meses decidí desintoxicarme. Apagué el televisor, aproveché los trayectos al trabajo para escuchar música, y en lugar de periódicos, en los almuerzos decidí leer revistas de divulgación científica. No me aislé del mundo, al contrario, empecé a entrar en contacto con él. Y sabéis qué, descubrí que el mundo en el que vivo, el real, es un sitio agradable, no existen amenazas aparentes, la gente pasea y conversa con naturalidad, no hay ni rastro de crispación, ni de indignación, ni tan siquiera de preocupación. Da la sensación de que todo el mundo trata de salir adelante como puede y de disfrutar de cada día sin complicarse demasiado la vida. 

            Habrá quien opine que vivo en los mundos de Yupi y que estoy dando la espalda a los problemas del mundo. Pues bien, vivo en el mundo de Pedro, un mundo en el que he decidido de forma consciente, a qué le presto mi atención y a qué no. Y lo cierto es que soy más feliz que cuando vivía en ese mundo en el que otro decidía por mí lo que me convenía saber. Lejos de dar la espalda a los problemas del mundo, creo que estoy más abierto a las personas que me rodean que son, a fin de cuentas, a las que puedo ayudar de verdad. Con mi preocupación, mi angustia, mi tristeza y mi desazón no he ayudado, a lo largo de los años, ni a una sola persona más de las que estoy ayudando con mi alegría, mi optimismo y mis ganas de disfrutar de la vida. 

            Todos contamos con una especie de mando natural que nos permite cambiar de canal cuando la programación del mundo que estamos viendo nos desagrada. Se trata de prestar atención a aquello que sí nos gusta. Es tan parcial una visión como la otra, pero esta última, te hace sentir mejor.

            Os dejo un video que os dará que pensar. 

            Feliz fin de semana.



10 comentarios:

  1. Me encanta el quinto párrafo; el sexto es una revelación y el último es una certeza, pero hay que estar en la frecuencia adecuada para conseguirlo. El vídeo tendrá que esperar, y soy consciente de que voy con retraso con los dos otre últimos.

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  2. Buenísimo. Cada vez tus escritos se parecen más y más a mis pensamientos. Un día, una amiga psicóloga me dijo ante la angustia, miedo e impotencia que yo sentía por ese mundo que se me mostraba ante mis ojos: "deja de ver las noticias y comprar el periódico, ponte metas más cercanas y canaliza y materializa todo el potencial de darte a los demás en un radio de acción posible" Mi angustia disminuyó, mis ganas crecieron y conseguí hacer felices a muchas más personas de lo que nunca había logrado. En fin, que no hay que dar la espalda a nadie, sigo poniendo mi granito de arena cuando puedo, pero soy muy cosciente de que lo que se nos muestra, es lo que quieren que veamos y mostrado de la manera que quieren que lo veamos.

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  3. Ah! por cierto, el vídeo buenísimo, ya lo había visto, pero hoy he vuelto a caer. Con tu permiso, me lo llevo para twitter.

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  4. El vídeo muy bueno, he caído. Hace años una enfermedad, me hizo detenerme, fue por las bravas pero mira le estoy agradecida, aprendí a mirar de otra manera, a seleccionar y decidir por mi mísma, con equivocaciones y a dar un pasito detrás de otro y a pensar que si estaba dando lo mejor de mí no tenia que martirizarme si no llegaba a todo. a lo mejor me he ido por otro lado, pero tu artículo es el que ha provocado este comentario.

    Besitos

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  5. La verdad es que yo hace tiempo que decidí apagar el televisor; me harté de vivir atemorizada por tanta noticia sobre robos, asesinatos, corrupciones, bandas callejeras, mafias... Y dije ¡basta! eso no es lo que veo a mi alrededor. El mundo puede ser maravilloso, mi mundo al menos, en el que trato de poner mi grano de arena para que siga siendo un lugar más habitable y feliz.

    Un abrazo.

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  6. Bueno que te voy a decir yo,que no hayan dicho ya los demas,estoy deacuerdo con todo lo que dices,de hecho en mi casa solo se pone los dibujos pedro y las series y telenovelas cristina,yo ni siquiera enciendo la tele,ahhh!!!por cierto yo no me habia enterado de que habian adelantado las elecciones,el mundo que tenemos alrededor nuestro no tiene nada que ver con lo que divulgan en las noticias.
    Gracias por tu reflexion con la que estoy totalmente deacuerdo,con respecto a los videos los vere todos cuando este ahi,porque desde aqui es imposible descargarlos.
    Un fuerte beso y un abrazo Lauri.

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  7. Pues tienes toda la razón, Peter. Yo estoy enganchado a las noticias de economía y eso que no tengo ni una acción de nada. Parece que los guionistas de Moodys son de los buenos. Altibajos día si, día no. Puntos de giro, climax... bueno, más que un film, parece un culebrón de los malos. Prometo desintoxicárme pronto. Ya te contaré.
    Un abrazo. Sigue así.
    Iñigo

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  8. Buenísimos, tu reflexión y el vídeo que muestras.
    En los dos queda muy clara la parcialidad de nuestra atención, la cual no puede abarcar el Todo. Pero sólo sabiendo esto, sé que mi visión es subjetiva, y que caben otras, si no sólo esperaré una verdad, una respuesta, una actitud…, una… una…, cuando cada unicidad es parte de nuestro Todo.
    Y por supuesto, mejor si soy quien decido conscientemente de qué se forma mi parte.

    Gracias por este foro, Pedro, en el que me siento en casa.
    Un fuerte abrazo.

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  9. Montse: La frecuencia adecuada es, en efecto, la clave para todo cambio en nuestra vida. Nada cambia si seguimos pensando, sintiendo y actuando de la misma manera. No esperes para ver este vídeo, solo dura un minuto y merece la pena. Un abrazo.

    Maite: Sabio consejo el de tu amiga. Nos hemos subido a un carro cuyo destino desconocemos y en el que otro lleva las riendas. "Es lo normal", decimos, "todo el mundo lo hace". Pero llega un día en que quieres apearte, replantear el rumbo de tu vida, ir más despacio, a tu ritmo. Si mis escritos se parecen a tus pensamientos será que estamos en el mismo peregrinaje, en busca de nosotros mismos. ¡Feliz camino!

    Elysa: No te has ido por otro lado. Lo que has comentado ilustra perfectamente el razonamiento que quiero suscitar. Gracias por compartirlo aquí. Un beso.

    MJ: Creo que es lo mismo que nos pasa a la mayoría, pero aún así, hay quien prefiere creer en la versión oficial que en lo que le muestra su experiencia diaria. Estoy cansado de oir eso de "la cosa está muy mal" a gente cuya vida sigue exactamente igual que antes de la temida crisis. Parece que a algunos les gusta sufrir y tener de que lamentarse sin motivos. Allá cada uno. Yo como tú, escojo la felicidad. Un abrazo.

    Lauri: La televisión no es mala en sí misma, lo malo es el uso incorrecto que se hace de ella. Tenemos que ser muy críticos y ver sólo aquello que nosotros escogemos, no lo que otros consideran que que queremos ver. Gracias a ti por tus palabras. Un beso.

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  10. Iñigo: Te animo a intentarlo. Creemé, vas a ser un poco más feliz sin perder nada que vayas a echar en falta. Un abrazo.

    Esther: Yo he tenido que rendirme a la evidencia, si existe una REALIDAD, no estoy capacitado para percibirla en toda su magnitud, así que acepto que sólo puedo ver mi realidad, mi perspectiva. De esa realidad, además, soy el responsable, porque yo decido lo que incluyo y lo que dejo fuera. De algún modo somos los creadores de nuestra realidad, lo asumamos o no. No podemos cambiar lo de fuera, pero podemos cambiar la forma de percibirlo hasta encontrar aquella que nos haga sentir bien.

    Un beso, desde ésta, tu casa.

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